Te llamé hogar y ahora no me siento segura en ningún sitio.
Creí que no tendría que hacerle frente a otro incendio,
que esta vez no habría cenizas que recoger,
que el ser valiente y el arriesgarme
sólo podría traerme algo bueno.
Aposté porque confié,
me miraste con esos ojos
y te metiste de lleno en mi corazón,
lo acariciaste como si fuera un tesoro,
como si de verdad valiera algo para ti,
y yo creí en ti.
Te preguntarás si me arrepiento,
o quizá ni siquiera lo hagas,
pero la respuesta siempre será no.
Siempre.
No me arrepiento de llamarte hogar,
de levantarme cada mañana pensando en un futuro a tu lado.
No me arrepiento de todo lo que te di,
no quiero que me lo devuelvas.
Te llamé hogar y ahora no me siento segura en ningún sitio,
pero te prometo,
me prometo
que este incendio no va a poder conmigo,
que seré como el ave fénix que resurge de sus cenizas
para volver a encontrar de nuevo su hogar.